La agridulce espera

febrero 5, 2011

Si algo caracterizó  mi primer embarazo, además de los miedos, fue la acidez que me acompañó durante casi los 9 meses. Alertada no solo por eso,  sino por los kilos con los que empecé la preñez,  prometí apenas me enteré de la buena nueva, que iba a empezar a comer liviano.  Y es tan cierto que en la segunda vuelta uno está mas relajado y menos paranoico, como que hay cosas que no cambian… que nunca van a cambiar.

Hoy fuimos al obstetra a confirmar dos cosas que ya sabía,  que todo andaba bien y que estaba gordísima. Para festejar lo primero y hacerle honor a lo segundo,  y aprovechando que Abel estaba al cuidado de su tía, fuimos a comer comida gallega a un lugar que nos encanta.

Recordé que la última vez que había estado allí, fue embarazada de Abel (después uno sale tan poco…), e inmediatamente me vino a la memoria lo mal que me había sentido después. Prometí, entonces, moderarme. Cuando había terminado  el segundo plato de mariscos, Gustavo me vio tan entusiasmada mojando el pan en la salsita, que me preguntó si quería que pidiéramos otra fuente.  La propuesta me tentó, pero atenta a la experiencia le dije que ya que iba a explotar, prefería estallar con algo dulce.  Después de devorarme mi  mouse de chocolate y «picotear» de su Don Pedro, con el unico fin de  extender la salida y la amena charla que estábamos teniendo (repito: uno sale tan poco…), pedimos café, que por supuesto vino acompañado de la golsoina correspondiente.

Pasamos a buscar a Abel, que estaba mas mimoso que nunca y quería dormirse en brazos, como cuando era bebé. Lo complací  hasta que la  cintura dijo basta. Despues lo apoye en la cuna, calmé su llanto a puro beso y  cayó -al fin- en las redes de Morfeo.

Gustavo me esperaba despierto para que – según dijo- durmiéramos abrazados, pero apenas apoyé la cabeza en su hombro, supe que no aguantaría la posición horizontal ni medio minuto. La acidez, si es que así se llama a un fuego que nace en el medio del estómago y te perfora hasta la garganta, volvía a estar presente en mi vida.  (La duda etimológica es porque nunca había sentido algo así hasta que me embaracé  por primera vez  y nunca mas volví a sentirlo hasta hoy. )

Conclusión, a las cuatro y treintade la mañana, después de visitar los perfiles del facebook de mis trescientos y pico de amigos (a esta hora la cabeza no da para otra cosa) y de tres fracasados intentos de ponerme horizontal, estoy todavía aquí,  contando a quien quiera saberlo que la  espera a veces tiene mas de ácida que de dulce.


La Biopsia

agosto 22, 2008

Bueno… ya pasó.

 

A la hora pautada, creo que minutos antes, estábamos en la clínica.

 

En la ventanilla, nos vendieron el combo… Con el estudio de la biopsia, por unos pesos más, te hacen la contraprueba. Algo así como el doping y el antidoping, o como las gaseosas y  papas grandes de Mc Donald o la garantía extendida del lavarropa.

 

Mientras esperábamos, una pareja salía de la una sala, ambos con sonrisas gigantes. La miré sin disimulo, ella también me miró y la felicidad le rebalsaba. Me dijo “salio todo bien.  Estamos esperando a nuestra  nena”  Mire a Gustavo y le dije. “A la señora le salió todo bien”. Y antes de terminar la frase, los cuatro estábamos lagrimeando. Ellos por obvias razones, nosotros dos por sensibles, por empatía,  porque fueron días en que todo, la felicidad y la tristeza,  propia y ajena, servían de excusas para lagrimear.

                                  

Luego, mi turno.

 

La doctora, amiga de mi amiga, tan amable y contenedora como me había parecido por teléfono.

 

Primero la ecografía. Eso era nuestro aliciente. «Vamos a volver a ver a Cositita.»

 

Mide 2 cm. más que la última ecografía. (9 días antes)

 

La TN dio igual. Fantaseaba  que se hubiera achicado, que el liquido amniótico hubiera desaparecido de la nuca del bebé, o que el anterior ecografista, miope, chicato, ignorante, inexperto, hubiera medido mal. Pero no. Los mismos odiosos 24 mm.

 

El dato positivo: al bebé se le ve el hueso nasal. A los bebes con síndrome da down se les suele  ver más adelante (en la semana 16). Siempre hablando de  estadísticas, generalidades. ¿Pero si un dato estadístico me angustió tanto, por que no alegrarme con este?

 

El dato de color: nos dijo que lo tomáramos con pinza, que no podía confirmarlo, pero que mi bebé tenia toda la pinta de ser un varoncito!

 

Luego, la punción.

Duele más de lo que te dicen. Pero no es insoportable. Sentís que te pellizcan por dentro. Y un movimiento raro. Es un instante. Te impresiona.

   

Nuevamente una ecografía para ver que Cositita esté bien. Y lo estaba.

 

Luego, las recomendaciones del caso.

 

En casa, en reposo, algunos tironcito y dolor de ovarios como cuando te estas por indisponer. A la noche, unas líneas de fiebre, que no sé si fue una reacción normal del estudio, casualidad, o qué. Me asusté (para no perder la costumbre), llamé a la médica, me tomé el parecetamol que me recomendó, y a la mañana siguiente, me levanté lo más bien. Un dia mas de reposo, y acá estoy…

 

Mas tranquila

Mas confiada

 

Agradecida por todo el apoyo, los sms, las llamadas, las visitas, los comment, los mail, las oraciones, la buena onda, los cuidados, y el amor que sentí estos días.

 

El resultados, el miércoles 27.


Taquicardia

agosto 20, 2008

Ayer iba a empezar este post diciendo: estoy tranquila; porque estaba felizmente tranquila. Pero hoy me levanté con un nivel de histeria importante. Dolor de cabeza, taquicardia, irritación. Para colmo, todo el mundo aconseja que tengo que estar tranquila… «TENGO» que estar tranquila. Como si dependiera de mi voluntad.  No estoy tranquila. Estoy yendome a hacer un estudio, que conlleva un riesgo de aborto, para descartar o confirmar que mi bebe tenga un enfermedad de la que nadie quiere ni escuchar hablar. No estoy tranquila. No puedo. No sé. No me sale.  Hablar de tranquilidad, me parece estar hablando de ciencia ficción.

Esperanzada de que todo saldrá bien? Si. Confiada en que todo saldrá bien? Si. Pero completamente nerviosa. Y bastante angustiada.

Luego, 48 horas de reposo.

El viernes vuelvo a escribir… ya- espero- sin tanta taquicardia.


Sueño de padre / Pesadilla de madre

agosto 19, 2008

Con diferencia de una noche, ambos soñamos con Cositita.

La madrugada del domingo, en Rosario, soñé que Cositita ya había nacido. Era un bebé enorme. Lo llevabamos al médico, y este nos decia que lo tenían que operar del huesito dulce porque no lo alzábamos lo suficiente y se había atrofiado.

La madrugada del lunes, en Santa Fe, Gustavo soñó que estaba en la puerta de un teatro, esperándome. Venía María del Carmen Valenzuela y le preguntaba: ¿acá es la obra de teatro de Cositita?

El que se anime a interpretar… bienvenido a los comment.